martes, 30 de julio de 2013

trayectos líquidos





Trayectos líquidos

El espacio que alberga la Celda Contemporánea, como vestigio arqueológico, determina a los artistas a interactuar con su arquitectura y preestablece un diálogo con ella. Actualmente, los artistas contemporáneos suelen buscar conexiones concretas con los sitios específicos donde realizarán sus obras, investigan e indagan los espacios para encontrar vínculos espacio-temporales y desarrollar sus propuestas. Cabe mencionar que originalmente el sitio en donde ahora se encuentra la Celda, resguarda vestigios de lo que fueran los baños, cocinas y patios que utilizaban las monjas del exconvento de San Jerónimo, construido en el siglo XVII. Trayectos líquidos, es una exploración en torno a uno de los elementos de uso originarios de la celda, -el agua-. El agua como común denominador de esta exposición, refleja tanto las preocupaciones actuales de abastecimiento, así como las repercusiones climatológicas en el medio ambiente, al mismo tiempo que nos hace reflexionar visual y poéticamente sobre su simbología ancestral a lo largo de la historia. El agua, como elemento vital de nuestra existencia en todos sus estados y manifestaciones, nos revela desde los reflejos abismales de su superficie, pasando por su fragmentación, condensación y precipitación, hasta llegar a su fruto sobre la tierra.

La instalación de Mario Palacios surge del encuentro fortuito entre el ojo avispado de un artista y la manifestación de la naturaleza en todo su esplendor, cuando por azares del destino descubre las formas y reflejos que la lluvia dejaba en el patio de su taller, sobre unos tapetes de neopreno que había arrojado. Y mira y observa, espejos de nubes, formas informes, restos, residuos, Narciso reflejado, abismos inundados. Y la visión se apodera de él, y él la retoma y nos la ofrece para nuestra propia contemplación y asombro. El agua reposa sobre la tierra en espera de continuar su ciclo, piensa en mares, lagunas y charcos, que siendo todos distintos en forma o tamaño, contienen el mismo líquido, fluido que transita y se transforma en diferentes estados sin inmutar su esencia.

Jeannette Betancourt, nos ofrece aguaceros, reverberaciones, tormentas, ecos en movimiento y corrientes incesantes en sus obras. Palabras fuertes tratadas con mano suave pero precisa, utilizando largas telas de organza semitransparente, nos presenta dos instalaciones flotantes, ligeras como la brisa, pero potentes en cuanto a su capacidad crítica de nuestro tiempo. Preocupada por el cambio climático y el poder destructor del agua, así como en “Radiografía del poder”, nos hace reflexionar sobre las contingencias que plantea la situación del agua en el planeta. Originaria de la isla de Puerto Rico, con clima tropical y acostumbrada a grandes y constantes precipitaciones pluviales, Jeannette toma y retoma el tema, para tratarlo desde diversos ángulos, como en la proyección del video que se presenta en la planta alta de la Celda, y que ella misma registró durante un viaje en barco por el mar Egéo en medio de una tormenta, “mientras tomaba las imágenes, comprendí cómo la fuerza y el temor al mar, inspiraron la creación de tantos relatos, mitos y dioses en su honor, a lo largo de la historia”.

Ácatl, de María José de la Macorra, es un salto al pasado por la cámara del  tiempo de la Celda, que nos transporta a un tiempo anterior a la edificación del convento, cuando en este sitio, no había más que tulares y carrizales encontrados a la orilla suroeste del islote de Tenochtitlán. Aquí, la referencia con el agua viene desde su origen prehispánico, donde el método común de cultivo eran las chinampas y donde entre otras cosas crecían las plantas de tule, “fruto” y producto del agua. El tule es una planta originaria de México y actualmente se encuentra en peligro de extinción. María José de la Macorra, nos presenta, en su intervención múltiple, físicamente con los carrizos de tule, aquellos que aún se pueden encontrar, en agrupaciones de “atados” de distintas dimensiones y colores. Con ellos, atraviesa virtualmente el tiempo y el espacio de la Celda, llenando sus huecos y recovecos, haciendo que aparezcan emergiendo o sumergiéndose como testigos del tiempo. Los carrizos nos evocan simbólicamente aquel otro momento, tratan de ser vectores simbólicos del tiempo, aquel en el que se contaba con atados de carrizos como podemos observarlo en la pictografía mexica. Algunos los presenta en su estado y color natural, que simbolizan la tierra y la piel humana, blancos (encalados), que simbolizan el día y el cielo, y negros (enchapopotados), que simbolizan la noche y el inframundo, como presencias ancestrales en nuestro tiempo contemporáneo.

Berta Kolteniuk
Agosto, 2013















Mario Palacios Kaim, Ciudad de México, 1953. Autodidacta. Sus obras se encuentran en colecciones de México, Francia, Inglaterra, Japón, Egipto y Estados Unidos. Las estrategias formales de su trabajo visual van desde el dibujo, la pintura, la instalación y el libro objeto entre otras. La variedad de técnicas y materiales que utiliza lo han llevado a investigar por diversos medios y talleres. Fue representante de México en Egipto en 2003 para la celebración del Primer aniversario de la Nueva Biblioteca de Alejandría, mediante la donación de su libro Creación Continúa, realizado con óxido de plata sobre hoja de plata, obra que está en constante cambio por las reacciones químicas de su producción. Ha participado en más de 70 exposiciones colectivas en México y el extranjero, destacando la V, X y XI Bienales de pintura Rufino Tamayo; Primera Bienal de estampa Rufino Tamayo; VI Bienal FEMSA; Mexican Abstraction, Bond Latín Gallery, San Francisco California, 2008; Decantations, Saint Emilion Francia, 2010; Monotipos, Galería López Quiroga, 2002; Homenaje a Gunter Gerzso, Galería López Quiroga, 2001, entre otras. Dentro de sus exposiciones individuales destacan: El oficio y la transparencia, UAM Ixtapalapa, 2012; Pum pum pum y otros trípticos relacionados, Galería Arroniz Arte Contemporáneo, 2008; Cuadratura, Galería Metropolitana, 2006; Mudanza, Galería López Quiroga, 2001; Conciliaciones, Museo Universitario del Chopo, 2000; Teorema, MACO de Oaxaca, MASIN de Culiacán y Centro Cultural Isidro Fabela, 1999-2000; En Persona, Galería A Negra, 1990; Figuración Concreta en la Galería Expósitum, 1989; Calistenia en la Galería Sloane Racotta en 1988. 

Jeannette Betancourt, Brooklyn, Nueva York, E.U.A. 1959. Naturalizada mexicana. Se dedica a la escultura de tiempo completo desde 1995, capacitándose mediante talleres prácticos de producción escultórica y cursos de teoría del arte. Actualmente desarrolla obras basadas en situaciones inminentes en torno a la naturaleza. Becaria del Programa Sistema Nacional de Creadores de Arte 2013-2015 del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, FONCA. Su obra ha sido seleccionada en la Bienal de Monterrey, Bienal de Yucatán, la Muestra Nacional de Arte de Puerto Rico, entre otros. Ha realizado 19 exposiciones individuales y/o proyectos, y participado en más de 130 colectivas en Europa, Asia, América y África. Cuenta con obra pública en la Avenida Paseo de la Reforma, ciudad de México, Universidad Autónoma Metropolitana (Atzcapotzalco), ciudad de México, en el Centro Cultural para la Conservación de la Mariposa Monarca, Cerro Chincua, Michoacán, y en el Municipio Autónomo de Caguas, Puerto Rico, entre otras. Su obra se encuentra en importantes colecciones privadas, museos, e instituciones culturales.

María José de la Macorra, ciudad de México, 1964. Estudió la Licenciatura en Artes Visuales en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, UNAM, México. Ha expuesto de manera individual en México, Estados Unidos, Canadá, Japón, China, Nueva Zelandia y Australia. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del 2008 a la fecha  y tutora de la disciplina de Escultura para el programa Jóvenes Creadores 2009-2011. Dentro de las exposiciones más recientes en las que ha participado destacan: Panorámica. Paisajes 2013-1969, en el Museo  del Palacio de Bellas Artes, 2013; Destello, Colección/Fundación Jumex, 2011; Dos perlas, Galería Nina Menocal, 2010; y  Hecho en casa: una aproximación a  las prácticas objetuales, Museo de Arte Moderno, 2009. A lo largo de su trayectoria ha sido merecedora de diversos reconocimientos como Premio de Adquisición en Escultura, Tercera Bienal de Monterrey, 1997; Beca de Jóvenes Creadores del Fonca, 1997; Programa de Residencias Artísticas México-Canadá, Banff Centre for the Arts-FONCA, 2000 y 2007; Residencia Artística en el Daum Museum of Contemporary Art, Sedalia, Missouri, E.U.A., 2002; Apoyo de la Fundación BBV-Bancomer, 2003 y 2008; y Beca de la Fundación Pollock- Krasner, 2006-2007. Entre sus proyectos destacan: Tránsitos,  Museo de Monterrey, 1998; De las geografías al  norte interior, Galería de Arte Mexicano, 2001; De nubes y lluvia/ torres de agua, Galería de Arte Mexicano, 2005; Cambio de estado: proyecto para plazas públicas, 1999-2003, Centro Histórico, México, D.F.; Pasaje- sitio-contacto, 1998, Quebec, Canadá;  Dynamis, 2001, y Las 20 perlas, del 2006 a la fecha.







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